Ángel Barrasa,
director general de Rioja Alta, S.A.
Gabriela Rezola,
directora de Relaciones Públicas
Una buena uva, una buena tierra y un buen clima son esenciales para conseguir un buen
vino. ¿Cuáles diríais que son los ingredientes necesarios para lograr una buena empresa?
Gabriela: En nuestra empresa la historia y la tradición son elementos muy importantes y de peso. La tradición para nosotros es una forma de transmitir conocimiento, pero, al margen de ese valor, para que una empresa compita hoy en día, evidentemente, ha de tener una clara concepción de lo que es el negocio y organizarlo todo para que al final haya resultados. Pero si me preguntaras por nuestro elemento diferenciador, contestaría que la historia, en el sentido más orgulloso de la expresión.
Es indudable que el sector va evolucionando. ¿Cómo os afecta eso?
G: Es cierto que la tradición y la historia son valores positivos, pero también pueden ser una losa, porque te pueden tildar de haberte quedado anclado en el pasado. Nuestro reto es buscar cosas nuevas continuamente e intentar estar a la última, que también es difícil al estar en un entorno rural y conservador. Teníamos un Consejo de Administración que no venía del mundo del vino. Se fue a Estados Unidos a ver qué se estaba haciendo en California y a la vuelta nos dijo: “vamos a montar una tienda”. En una época en la que la gente no venía a visitar la bodega, nuestra iniciativa fue rompedora.
Ángel: Al cambio y la innovación, muchas veces llegas por intuición. Nosotros, por ejemplo, teníamos una tienda que estaba funcionando muy bien, pero algo nos dijo: “vamos a cambiarla”, y el resultado es excelente.
Una de las marcas de la evolución en el sector es el aspecto de las bodegas…
A: Es que la gente que viene a visitarnos no viene únicamente a ver cómo se hace el vino. El visitante demanda estética y un poco de historia… En definitiva, quiere ver una combinación de antigüedad y de modernidad. La gente quiere que, en un mismo espacio, haya un elemento del año 1800 y una mesa que podría haberse diseñado hace seis meses escasos. Esos contrastes estéticos son muy atractivos. La cuestión es cómo re-diseñar el entorno sin olvidar que, realmente, esto es y debe ser una bodega. Buscar ese equilibrio es probablemente la gracia de este negocio.
G: No nos importa tanto la venta que vayamos a hacer ese día; lo que tenemos que hacer es encantar a la gente que nos visita, transmitirle no sólo lo que hacemos, sino quiénes somos y nuestra forma de hacer las cosas. El objetivo es que luego, cada vez que vean nuestro vino, tengan un buen recuerdo de lo bien que lo han pasado aquí y que tengan una sensación de que es algo bien hecho y cuidado.
Y para conseguir ese objetivo es básica la formación del personal, ¿no?
A: Sí, porque si somos conscientes de qué es lo que pide la gente, tenemos que ser capaces de dárselo. El departamento de Relaciones Públicas está constantemente en contacto con la gente y tiene que estar preparado para recibir a los visitantes y satisfacer lo que vienen
buscando.
G: Cuando alguien viene a trabajar con nosotros, nos preocupamos de formarlo en el espíritu de la empresa. Si a cualquiera de los que estamos trabajando aquí se nos pincha, sangramos Rioja Alta, S.A. Necesitábamos aprender a transmitir a nuestros clientes esa filosofía.
Por eso, la primera sesión de formación que solicitamos a Montaner&Asociados fue el programa ComunicARTE (el arte de hablar en público) y el manejo de grupos.
A: Llevábamos más de veinte años enseñando la bodega, pero quizá carecíamos de un discurso que fuera común a todos nosotros. A
raíz de las sesiones de formación nos replanteamos la manera de hacerlo y quién lo debía hacer.
G: Creíamos que para enseñar la bodega teníamos que enseñar todo lo que sabemos, pero nos dimos cuenta de que era un error. Se estableció que los visitantes deberían salir con cuatro ideas y muy contentos. En la actualidad, disponemos de discursos definidos y adaptables a cada perfil de cliente. Ése era nuestro reto al solicitar formación. El resultado, impresionante.
Empezaron con los cursos de formación hace sólo dos años. ¿Qué es lo que más y lo que menos cuesta a la hora de llevarlos a cabo?
G: A las personas de mi departamento (Relaciones Públicas) les gusta todo lo relacionado con la atención al cliente. Solicitan sesiones de trabajo muy prácticas y fáciles de poner en marcha. De esa manera, se sienten mucho más seguras a la hora de trabajar. Y a los directivos, lo que más nos cuesta es sacar horas de nuestra agenda. Tenemos que aprender a optimizar nuestras reuniones, la gestión del tiempo es fundamental.
¿Cómo definiríais la filosofía de Rioja Alta, S.A. en cuanto a recursos humanos?
A: La relación de la empresa con las personas se concibe a largo plazo; nosotros no valoraríamos una rotación “bestial” del personal. Ya
sé que en otros sitios sí funciona así, y yo no me meto: cada empresa es un mundo. Nuestra filosofía es la relación de la empresa con la
gente, a largo plazo, algo que genera confianza.
G: Sí, hay que implicar a la gente a base de lluvia fina, que va calando, va calando… Tenemos claro que somos muy buenos y que queremos ser mejores. La persona que no se implica, se va por sí misma.
¿Qué es lo que tiene que tener una persona para poder trabajar en Rioja Alta, S.A.?
G: Tiene que ser muy responsable con lo que hace, tiene que estar abierto al cambio, adaptarse, y tiene que ser una persona con entusiasmo y con una capacidad de compromiso importante.
A: Al margen de los estudios, hablamos con la gente e intentamos ver su capacidad de compromiso. Nuestra política es un poco la del escalón a escalón. No somos muy partidarios de entrar cobrando cantidades importantes, pero sí de ofrecer una interesante carrera profesional.
¿Resulta fácil detectar pronto esas ganas o esa ilusión?
A: No, es algo difícil de detectar. Nosotros no solemos tirar de grandes fichajes, optamos por personas con gran capacidad de crecer y de comprometerse. ¿Y Buscamos personas maduras y con una determinada experiencia. Hay que escuchar un poco. Aun así, a veces te equivocas…
¿Cuál es el perfil del empleado actualmente en Rioja Alta, S.A.?
G: En bodega el perfil es de gente muy joven. Los directivos estamos en una media de 48 años. Nuestro reto ahora es preparar la nueva generación.
De cara al futuro, ¿qué proyectos tiene Rioja Alta, S.A.?
G: De expansión en nuevas bodegas, ninguno. Después de todas las adquisiciones y ampliaciones –el grupo lo integran actualmente cuatro bodegas– hemos alcanzado el tamaño que consideramos idóneo, y contamos, además, con instalaciones de última generación.
Nuestras inversiones importantes más recientes han sido en el viñedo, que es la base y el origen de un buen vino, de forma que podamos controlar la calidad desde el principio. Actualmente nos autoabastecemos de uva al 100% en todas las filiales y al 70% en Rioja Alta,
S.A. Sobre proyectos de cara al futuro, estamos dándoles vueltas, pero probablemente sean en otros sectores