Seguro que alguna vez te has planteado cuál es la mejor forma de utilizar el lenguaje inclusivo en personas con discapacidad. En este artículo desde Grup Montaner te ayudamos a evitar términos incorrectos a la hora de utilizar el lenguaje inclusivo.

Se tropieza más con la lengua que con los pies, ¿cuántas veces metemos la pata por una palabra mal puesta? Esta me la sé: ¡Muchas! Y más cuando tratamos temas delicados, aunque sin mala intención, las palabras pueden herir a quienes las reciben. Es necesario tomar consciencia de ello y hablar con propiedad para no herir a nadie.

Persona con discapacidad: el término más adecuado

Cuando tratamos temas como la discapacidad se complica, o, mejor dicho, nos complicamos más aún. La discapacidad es un concepto que ha ido mutando, así como les ha sucedido a varias palabras. De hecho, esta es una de las características más importantes del lenguaje, su capacidad de evolucionar. Ante todo, debemos tener en cuenta que hablamos de personas, y no debemos caer en el error de etiquetar, puesto que la discapacidad es una característica más de las personas que la tienen, no lo único por lo que se les debe reconocer. Por eso es importante anteponer la palabra “persona”, siendo lo más aconsejable utilizar el término “persona con discapacidad” y no “discapacitado/a”.

Legalmente, es ese término por el que se reconocen los derechos a las personas con discapacidad en el marco legislativo internacional y español. “Persona con discapacidad” es el único término válido y consensuado que contempla la Convención Internacional sobre los Derechos de la Personas con Discapacidad de Naciones Unidas, aprobada y ratificada por España.

Seguro que alguna vez te has planteado cuál es la mejor forma de utilizar el lenguaje inclusivo en personas con discapacidad.

Términos que debemos evitar: minusválido, inválido…

Aun así, en la actualidad todavía resuenan palabras como: inválido, minusválido, disminuido, retrasado, tullido… estos términos y otros parecidos son peyorativos y vulneran la dignidad de las personas con discapacidad, pues les atribuyen un nulo o reducido valor a las personas, ya que además generalmente se usan con elevada carga negativa. Y, aunque no las uses, pero intentes definir a este colectivo con otros nombres menos agresivos, hay que recordar siempre el argumento anterior: “ante todo somos personas y no queremos etiquetas”.

Otro aspecto a tener en cuenta es que tendemos a usar el término “normal” para referirnos a las personas sin discapacidad. ¿Realmente nos consideramos así? ¿Quién decide la ‘normalidad?

Si es necesario hacer cualquier comparativa, en todo caso es preferible hacer referencia a este colectivo como “personas sin discapacidad” o “el resto de la población”.

Sesiones de sensibilidad en Grup Montaner

Esta cuestión del lenguaje, vale decir que muchas veces es por desconocimiento. Por lo que, ocurre que, si no hemos trabajado directamente con o para estos colectivos, o no conocemos a personas con discapacidad que nos ayuden a tener esa sensibilidad, no reparamos en ello.

Por este motivo, en Grup Montaner, este año hemos empezado una iniciativa de sensibilización hacia la discapacidad dirigida a toda la organización.

En estas sesiones presenciales de sensibilización y formación trabajamos con grupos reducidos de un máximo de 10 personas para ofrecer la mayor atención a cada uno/a y una experiencia lo más cercana posible. El objetivo principal de estas sesiones, además de entender y comprender esta realidad, es el de trabajar para brindar nuevas oportunidades a todas las personas que nos confíen su candidatura, sea cual sea su condición, promoviendo siempre y ante todo la igualdad. Si quieres saber más, ponte en contacto con nosotros.

Normales somos todos/as, ¿o no?