En 1948, año de su fundación, la OMS promulgó que la salud es “un estado de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedades”. ¿Cómo podemos mejorar nuestra salud mental, especialmente tras estos años de mayor inestabilidad? Desde Grup Montaner te damos 10 claves para saber qué hacer cuando te sientes mal.

La OMS describe la salud mental como un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad (OMS 2001).

Por lo tanto, la salud sería un sinónimo de bienestar.

Los pasados JJ.OO. de Tokio, entre otros hitos, destacaron por las manifestaciones de algunos/as atletas respecto a su salud mental.

Y de ahí, se empezó a hablar sobre ello abiertamente. Quizá no en la forma en la que se debería, porque estamos llegando a un punto en que está todo mezclado y ya no distinguimos una depresión de un estado de tristeza. Y esto es grave. Tanto para quienes sufren depresión como para quienes están tristes.

En mis inicios de psicólogo clínico tuve la oportunidad (y ha sido una de las mejores decisiones que tomé) de estar en prácticas en centros psiquiátricos; algunos en régimen cerrado, otros en régimen abierto. Estábamos tanto en residencias psiquiátricas como en hospitales de día.

Allí es donde te encuentras la enfermedad mental en toda su expresión; de leve a moderada, o grave.

Siendo la mente una especie de caja negra, lo que podíamos hacer era etiquetar a las personas allí recluidas en función de una sintomatología que contrastábamos con la experiencia de los más antiguos y los consabidos DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales).

Hoy en día muchas de esas prácticas han cambiado; protocolos, forma de abordaje de enfermedades, medicaciones, etc. y muchas personas con enfermedades mentales diagnosticadas no necesitan estar ingresadas en hospitales ni residencias. Están en sus casas y, con la debida medicación y control, es posible que estén trabajando e incluso que sea alguien de entre tus compañeros/as.

Por eso comento que mezclar la enfermedad mental con sintomatología emocional me parece muy arriesgado.
Como he dicho muchas veces, “el ser humano es un ser emocional que, a veces, razona” y, por eso, somos tan sensibles a nuestro bien o mal estar emocional.

Y realmente creo que cuando hablamos en varios foros sobre “salud mental”, de lo que estamos hablando realmente es de “salud emocional”.

Emociones básicas como la ira, la tristeza, la alegría, la sorpresa, el asco, el miedo… a las que luego les añadimos componentes personales (valores, creencias, experiencias, expectativas) y las convertimos en sentimientos (pena, decepción, excitación, terror).Y es ahí donde hoy en día debemos prestar atención.

El contexto actual y lo que nos ha pasado en los últimos años es lo bastante complicado y complejo como para estar “bien”. De hecho, lo suyo es que estemos mal.

Tristes, con desánimo, e incluso con cierto temor. Y si te sientes así, que sepas que estás como la mayoría. Lógico.

Decálogo para descubrir cómo mejorar tu salud mental

1. Asumir que estás mal

Y asumir también que estar mal, no es malo. No tienes obligación de estar bien y asumirlo te ayudará a mejorar tu salud mental.

2. Identificar quien o qué te hace sentir mal

Si puedes hacer algo para evitarlo o rehusarlo, pues adelante. Si no puedes, es normal. Muchos de los acontecimientos que nos impactan emocionalmente no están en nuestras manos.

3. Frecuenta los momentos en los que estás bien

Igual hay aspectos en tu vida o momentos en los que no estás mal. Para esos momentos sácate un “abono mensual”. Frecuéntalos tanto como puedas. No elimina los otros, pero al menos te compensa emocionalmente.

4. Huye de Mr. Wonderful

Y de los cuñados, los pájaros de mal agüero y de toda la gente que te dice “que tengas pensamientos positivos”, “que hay gente que lo pasa peor”, “que no sé dónde vamos a ir a parar” y similares. La idea de animar o poner otras referencias está muy bien, pero igual no es lo que necesitas en ese momento, y sería justo que tú se lo puedas decir. “No digas nada, sólo necesito que estés conmigo”, por ejemplo.

5. No te compares con lo que ves en redes sociales

Mucha gente aplica el punto 3 y se pasa el día comentándolo por Instagram, y sólo ves lo bien que se lo pasan. Pues resulta que se lo pasan tan bien como tú. Lo único es que lo exhiben hasta la saciedad, es como su hora de la marmota. El resto de su día es tan anodino o no, como el tuyo. No tienes obligación de mirarlo ni de darles “like”.

6. Huye de las noticias si lo necesitas

Si las noticias que ves o que lees te hacen sentir mal y no puedes hacer nada con ello, simplemente no las veas o no las leas. Si encuentras la manera de colaborar con esa causa que apela a tu ánimo, pues mejor; pero tampoco te obligues, ya encontrarás el cómo cuando menos te lo esperes.

7. Haz memoria: seguro que has vivido otros momentos similares

Recuerda que ha habido momentos en tu vida, que quizá ahora no recuerdas, en los que estabas igual de mal que ahora (y quien sabe si peor). El de ahora es uno más. Así de simple.

8. No te automediques

Recurrir a la automedicación no es una buena cosa. Si tu malestar te dura más allá de tres o cuatro semanas sin causa aparente, entonces pide consejo a especialistas para que te ayuden a mejorar tu salud mental

9. Algunas recomendaciones más

Hay cosas que hacen bien cuando estás mal; en todo caso ni te las tomes al pie de la letra ni veas en ello la obligación o la “mano de santo”. Sólo son cosas que, a veces, funcionan bien. Para mejorar tu salud mental, te recomiendo:

Sueño de calidad: Eso es un gustazo. No importa si son 6 horas o si son 9. Las que tú necesites y punto. Eso sí, que sea un sueño de calidad (como si te apetece echar una cabezadita después de comer; también sirve si es de calidad).

Relajación: Pues también vale. La cosa es que la relajación tal y como la entendemos en general no es para todos los públicos. Cuando hablo de relajación hablo de liberar tensiones (ahí ya has puesto mejor cara, lo sé) y para liberar tensiones puedes: apalizar un saco de boxeo, meditar, hacer estiramientos, hacer yoga (mandalas) o lo que te desestrese: correr, cocinar, escuchar música, irte al cine, o simplemente tener sexo. Eso además mola y libera mucha tensión.

Socializar: Ésta, además, es divertida. Claro que no a toda la gente le gusta socializar (y no hay nada malo en que no te guste). La cuestión es que, si te apetece, es una buena manera de conseguir bienestar emocional (siempre que no socialices con los del punto 4).

Airearte: Cual alfombra, sí. Que corra el aire, dicen por ahí. Bueno, el caso es que es necesario renovar el aire que respiramos; por eso, si puedes, cambia ese aire. Sal de casa, acércate a la playa o a un parque o a la montaña (y no me refiero sólo el fin de semana). Si renuevas el aire que respiras, la sensación de bienestar aumenta.

Activarte: Sin pasarte, claro. Activarte no es ponerte a hacer deporte como si no hubiera un mañana. Se trata de que no te pases todo el día con la misma actividad, ni en la misma postura. Es el combinado perfecto con el “airearte”. Y si en ese combinado “cae” un helado o un capricho, pues “de lujo”.

Fetiches: Todos los que tengas a mano, sirven. Desde inciensos o velas de olor, hasta esa prenda de ropa que tanto te gusta o esa foto que te hace desconectar de todo. Esos anclajes positivos son muy útiles en momentos difíciles. Eso sí, no les traspases a ellos la responsabilidad de tus decisiones. Una cosa es un anclaje positivo y otra muy distinta es un amuleto (que, si lo tienes, pues bien, pero yo no he hablado de eso).

10. Recuerda: siempre han existido las enfermedades mentales

Oirás y leerás mucho sobre salud mental, sobre si estamos en una pandemia igual o peor que la del Covid19, que es la muerte silenciosa y no sé qué más barbaridades fuera de contexto. Ni caso. Siempre ha habido enfermedades mentales (que obviamente pueden agudizarse con situaciones difíciles como las que tenemos alrededor) y siempre hemos tenido bien o mal estar emocional (estrés, miedos, lloreras y subidones varios). A fin de cuentas, somos seres emocionales y las emociones son una reacción a nuestro entorno. Saber eso, igual también te hace bien.